Centrado en el libro “La 4ta ruta: cuando emprendimiento y filantropía se unen” de Rodrigo Silva, el conversatorio en el que participaron miembros del G100 y que fue moderado por Alfredo Zepeda, abordó la idea de utilizar la fuerza emprendedora como salida a la crisis económica actual.
En primer lugar, se presentaron las capas ideológicas de la matriz de la sociedad chilena:
- Somos un país militar: Chile cuenta con 400 años de guerra de Arauco y un siglo XIX en el que todas las generaciones vivieron una guerra, y si bien la disciplina militar general genera orden, también tiene características negativas.
- Somos un país medieval: una cultura agraria -de patrón de fundo-, y una cultura cristiana.
- Somos un país Cartesiano: nuestra educación es francesa y nuestra enseñanza es metódica, poco creativa.
- Somos un país Mercantilista Inglés: con una lógica transaccional y de competencia.
- Somos un país Tecnócrata-Utilitario: la idea de maximizar está implantada en la mentalidad de Chile.
¿Qué ocurre en Chile?
En la actualidad se presenta una crisis de base en la sociedad chilena. El feminismo ha tomado terreno y se presenta la problemática de que el Estado chileno cuenta con una identidad patriarcal. Otro tema en cuestionamiento es la identidad de género, históricamente se ha hablado de hombres y mujeres, pero hoy se busca replantear este tema. Por otro lado, el movimiento No+AFP da cuenta que el problema del sustento durante la vejez no se ha resuelto y las instituciones no se han hecho cargo, y, por último, el problema de los pueblos originarios sigue vigente.
Bajo este escenario, hay dos formas de imponer el orden. Por un lado, a través de la fuerza militar, con guerras tal como se hacía anteriormente y que incluso eran el método de constitución de las naciones. Por el otro, desde la ilustración se propuso que se puede llegar a acuerdos a través de un Estado de Derecho, el cual está siendo cuestionado y desafiado. Todo lo anterior, demuestra la existencia de un cuestionamiento general al Estado de Derecho.
Asimismo, la pandemia ha aportado en la crisis con 2 millones de desempleados -20% de la población-, y Pymes quebradas.
Es importante saber que cada vez que Chile se ha enfrentado a un problema severo de transvaloración fuerte o de cambio de sistema, la solución ha demorado entre 20 y 42 años en llegar.
El emprendimiento como solución
Para que esto sea solucionado por los emprendedores, todos debemos estar convencidos que esta es la vía. ¿Cómo se entiende esta contracorriente? Con el método del uso de los existenciales heideggeriano. El emprendedor según Heidegger:
- Sufre de Arrojo: si bien el humano en general lo padece, la naturaleza del emprendedor comprende el valor para lograr hacer crecer su negocio.
- Busca resoluciones: el emprendedor toma la decisión propia de emprender.
- Es capaz de preguntarse con su propio ser, se pregunta por su felicidad y el estado de su calidad de vida.
- Es un ser de posibilidades: el emprendedor busca constantemente las oportunidades y de una manera amplia, fuera de la caja.
- La obligación de elegir es propia de la vida del emprendedor.
El emprendedor representa valores
De las siete emociones básicas según Paul Ekman, los chilenos eligen las tres peores para identificarse: el miedo, la pena y la rabia. Las emociones que cultivan las culturas y empresas notables son la alerta, el cuidado, la alegría y el deseo. La mayoría de los emprendedores nacionales cuentan con alguno de estos valores, pero se pueden trabajar aún mejor.
El emprendimiento parte porque se comienza a soñar. Fomentar los sueños debería ser permitido en el país, y no se debe tratar al soñador como loco. Además, se debe impulsar que las personas se apropien de su destino, la determinación, la devoción, la rapidez para reinventarse cada vez, la flexibilidad y el evitar las jerarquías.
Para finalizar, se enfatizó en que debemos desafiar la idea de que los emprendedores son solo comerciantes. Ellos pueden prestar ojos para mirar nuevos horizontes, y encontrar soluciones novedosas a problemas recientes.