En conversación con integrantes del G100, Alicia Moya Sierralta, Associate Partner en McKinsey & Company, abordó los distintos modelos que están adoptando empresas en el mundo y los beneficios que les ha significado a éstas avanzar hacia el trabajo remoto.
El pasado 23 de junio se realizó el encuentro virtual entre la Corporación de Apoyo al Emprendimiento G100, y Alicia Moya Sierralta, Associate Partner en McKinsey & Company, donde se abordó los diferentes modelos de retorno al trabajo presencial tras la pandemia del Covid-19. El espacio de conversación contó con la presencia de los asociados de la Corporación y los emprendedores de la Comunidad Nada Nos Detiene.
Durante su presentación, Moya expuso sobre los distintos modelos que están adoptando las empresas en el mundo y los beneficios que les ha significado a éstas avanzar hacia el trabajo remoto, como el mayor compromiso por parte de los trabajadores que valoran la flexibilidad, y mayor acceso a nuevos talentos en otros países.
«Veníamos viendo que las empresas se estaban moviendo hacia el trabajo remoto por los avances tecnológicos, las preferencias sobre todo de las nuevas generaciones de tener un poco más de flexibilidad, pero esto venía con una trayectoria lenta, algunas empresas probaban y se arrepentían, pero la pandemia del Covid-19 aceleró esto«, explicó.
Bajo esta línea, Moya enfatizó que, desde McKinsey & Company “hemos visto compañías que han podido contratar personas de otros países, algo que antes no pasaba. Eficiencias operacionales, reducciones de costos, resiliencia -poder de alguna manera adaptarse- y reducción de la huella de carbono”.
En ese sentido, sostuvo que el llamado es a “abrir la mente y cambiar el paradigma sobre los beneficios que puede traer el teletrabajo a las organizaciones«. Un sondeo realizado por la consultora, reveló que al 86% de los encuestados le gustaría trabajar al menos un día a la semana remotamente.
¿Qué ha pasado con la productividad en teletrabajo? Moya cuenta que «al principio la productividad se vio afectada porque ninguno de nosotros sabíamos cómo trabajar en este nuevo modelo, aumentaron mucho las reuniones, no necesariamente aumentando la productividad. Pero hemos visto una trayectoria en que la productividad ha mejorado y las empresas que han estado harto tiempo en teletrabajo. han visto que las personas sí son más productivas«.
Respectos a los riesgos del teletrabajo, señaló que «se ha visto que los empleados en terreno pueden sentir resentimiento cuando los trabajadores que están en oficinas tienen mucha más flexibilidad«, pero también aclaró que, por otra parte, “también se ha visto que los trabajadores que mayoritariamente se desenvuelven en un entorno presencial se sienten más parte de la compañía, que los que no, hay un quiebre en la cultura organizacional de los que están día a día, y los que no«.
Por último, Moya se refirió a los tres principales factores que se deben considerar al momento de transitar hacia el teletrabajo para capitalizar los beneficios.
«Primero, segmentar a los empleados para identificar el potencial. El teletrabajo no necesariamente va a tener un valor positivo, por ende, es importante hacer un caso de negocios, ponerle números, porque hay muchos costos asociados también al hacer esto permanente. Lo segundo, es la infraestructura y el espacio físico. Creemos que hay un cambio independiente de cuál sea el modelo, van a cambiar las oficinas y la forma en cómo son las oficinas tradicionales. Y tercero, y algo que es muy importante, son las normas de trabajo, cuáles son las capacidades necesarias, los procesos y cómo mantener la cultura organizacional de la mano de las políticas de teletrabajo”, explicó.