Este año, sin duda, será uno de incertidumbres. Y si bien ésta se ha reducido respecto de fines del 2021, sigue siendo importante y continúa afectando la percepción sobre el desempeño de los negocios, la inflación y los planes de inversión en el país, según dio a conocer el Banco Central en su último Informe de Percepción de Negocios correspondiente a febrero.
Ante esta situación, mi llamado es al optimismo. Los emprendedores nunca hemos planificado sobre certezas. Los mejores resultados de nuestras compañías se han conseguido cuando soñamos con los pies en las nubes, cuando apuntamos mucho más alto de lo razonable. Porque cuando nuestras organizaciones han dado pasos gigantes, no fue fruto de seguir a la corriente.
Es por eso que el llamado es a trabajar hoy por esas historias que necesitan ser contadas, donde, como nunca, trabajaremos juntos con otros para avanzar en la construcción de un país lleno de oportunidades y de entornos para que todo quien quiera florecer encuentre el espacio adecuado y las condiciones suficientes para hacerlo. La meritocracia es absolutamente necesaria, pero no es suficiente. El mérito de alguien, con el entorno y la colaboración que podamos brindar, es una combinación que puede ser exitosa para que nuestro origen no determine nuestro futuro.
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