Uno de los principales desafíos que tiene actualmente Chile es disminuir los índices de delincuencia. Para lograr ese objetivo, es fundamental atacar la reincidencia penitenciaria y en el emprendimiento podemos encontrar luces para esto.

Programas sociales y de reinserción en base al mismo, como el denominado ‘Última Milla’ que se ha implementado en diversas prisiones de California, en Estados Unidos, han demostrado tener un efecto transformador en las personas privadas de libertad, al fomentar una mentalidad diferente y desarrollar un enfoque proactivo e innovador para la resolución de problemas.

En lo particular, el plan de apoyo que menciono brinda a los reclusos capacitación en tecnología y emprendimiento. Además de aprender habilidades técnicas, los participantes están expuestos a desafíos comerciales del mundo real y se les anima a pensar creativamente para encontrar soluciones. Un estudio del 2016 realizado por la Universidad Estatal Sam Houston, de Texas, descubrió que los reclusos que participaron en programas de emprendimiento tenían tasas de reincidencia significativamente más bajas en comparación con los que no lo hicieron.

En Chile, las cifras levantan la alerta a avanzar hacia este escenario: en 2023, de 4.291 condenados que terminaron su condena, el 50% tenía un nivel alto o muy alto de riesgo de reincidencia, de acuerdo al Observatorio Territorial de Seguridad dependiente de la Asociación de Municipalidades de Chile (AMUCH). Casos como el de la marca nacional de diseño María La Biyux, que empodera a mujeres privadas de libertad, incorporándolas en el proceso de elaboración de su joyería, son pasos concretos hacia una reinserción en serio.

Proporcionar oportunidades de empleo y capacitación a estas personas, no es sólo brindarles una vía sostenible para reintegrarse a la sociedad, sino una opción para sanarlas emocionalmente y mantenerse en ella.

 

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